Sí, así es cómo me he sentido a veces, absurda.
Prometo que me he puesto muchas veces delante del ordenador o delante de un folio en blanco con el único fin de hacer una entrada para este blog.
Mi mente se sentía obligada a teclear (qué verbo tan feo... obligar, ¿eh?) y este proyecto del blog es tan personal que no puedes planteártelo desde la obligación.
Por eso mismo creo que mi cerebro me hacía un complot, un auto complot a sí mismo, sí, muy extraño todo, y se comportaba de tal forma que era imposible crear palabras con sentido.
Y no sé si todavía lo tiene claro, pero o mi mente lo entiende o tendré que obligarla (sí, aggggg, otra vez el verbo obligar!) a que lo entienda.
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