miércoles, 1 de mayo de 2013

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Todos los días somos bombardeados con millones de imágenes, millones de imágenes que no nos son mostradas porque sí. 
La mayoría de ellas intentan causar en nosotros un cambio: ya sea un cambio de marca de suavizante, ya sea un cambio de conducta como ciudadanos, o un cambio de opinión sobre una persona.

Y la verdad es que vemos tantas imágenes que poco a poco nos hemos ido acostumbrando, es decir, cada vez las prestamos menos atención o las analizamos menos. Si lo intentáramos con todas estoy segura de que nuestro cerebro se aturullaría. 
Entonces, cada vez intentan ser más provocadores, intentan hacer todo lo posible para que justo su imagen, sus palabras o su música se nos quede grabada en los más hondo de nuestro cerebrito. 
Son astutos. 


Vamos a ver dos vídeos: uno es una recopilación de anuncios de la DGT, y otro el anuncio de una marca de quitagrasas.



La DGT por ejemplo, utiliza el recurso del dolor para que nos impacte la imagen. 
Hace que nos provoque miedo esa situación, para que nos demos cuenta del peligro que corremos al ir demasiado rápido con el coche, por no respetar las normas de circulación, o no utilizar el casco o el cinturón. 
No nos lo dice únicamente, sino que nos muestra con crudeza qué es lo que pasaría si no respetamos las normas de circulación, para que tomemos conciencia, porque unas simples palabras a lo mejor no nos convencen tanto.




Una marca de quitagrasas, que como recurso utiliza el placer, y más específicamente el del sexo. 
¿Quién relacionaría un quitagrasas con el placer? Nadie, diría yo. 
Pues al ver este anuncio ya podemos ver que es posible. 


Yo creo que consiguen su propósito con estos anuncios, es innegable que saben cómo provocar.

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